Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar tu experiencia, así como para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros, como Google Adsense, Google Analytics y Youtube. Al utilizar el sitio web, aceptas el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de privacidad. Haz clic en el botón para consultar nuestra Política de privacidad.

Un año de tensión política, errores y distanciamiento en el gobierno de Javier Milea

Un año de tensión política, errores y distanciamiento en el gobierno de Javier Milea

Victoria Villarruel, quien asumió con gran expectativa la vicepresidencia de Argentina tras la victoria de Javier Milea, ha tenido un primer año lleno de desafíos políticos y conflictos internos. Lo que comenzó como una prometedora victoria electoral se ha convertido en una racha marcada por tensiones con el partido gobernante, errores estratégicos y un creciente aislamiento político.

El 13 de diciembre de 2023, en medio de negociaciones clave en el Senado, la Vicepresidenta intentó conseguir los 39 votos necesarios para mantener el control legislativo, frente al kirchnerismo opositor, que buscaba obstaculizar las iniciativas del gobierno libertario. Sin embargo, poco más de un año después, Villarruel se enfrenta a una profunda crisis política, con una relación cada vez más deteriorada con Milei y un entorno oficial que parece haberla relegado al aislamiento.

Lejos de ser la mano derecha del presidente, el vicepresidente ha pasado de ser una figura clave en las fotos iniciales del gobierno a una especie de paria en el partido gobernante. Su relación con el núcleo cercano de Milei, formado por el presidente, su esposa Karina Milei y el influyente asesor Santiago Caputo, se ha enfriado significativamente. La Casa Rosada parece haberla dejado fuera de las decisiones estratégicas más importantes, lo que generó críticas a su liderazgo.

Villarruel también fue blanco de una serie de errores no forzados que dañaron aún más su imagen pública. Entre ellos destacan los comentarios ofensivos contra Francia en defensa de un jugador de la selección argentina, la instalación de un busto de «Isabel» Perón en el Senado y las críticas públicas a Patricia Bullrich en respuesta a un incidente que involucró a la gendarmería venezolana. Estas acciones, aunque aisladas, plantearon dudas sobre su juicio político y fueron utilizadas por sus críticos para reforzar la narrativa de su ineficacia.

El entorno de Villarruel no ayudó a mejorar su situación. Su círculo íntimo, formado por colaboradores cercanos como Juan Martín Donato, jefe de la delegación municipal de la cámara alta, y Grisela García Ortiz, directora de asuntos jurídicos, fueron culpados de influencias ambiguas y decisiones controvertidas. Otros nombres como Diego Izurieta, Eduardo Bergalli e Inés Speroni completan el equipo que acompaña a la vicepresidenta, aunque muchos senadores críticos con el oficialismo creen que esos asesores han contribuido a su aislamiento político.

Uno de los momentos clave de la ruptura entre Villarruel y Milei parece haber ocurrido antes de la toma de posesión presidencial. Según fuentes cercanas a ella, la vicepresidenta ya sabía que no interferiría en seguridad y defensa, aunque esos temas eran centrales en su perfil político. La falta de espacio en estas áreas estratégicas marcó el comienzo de una relación tensa con el presidente.

Otra versión apunta a una reunión entre Villarruel y Mauricio Macri en Neuquén en febrero de 2024. En esa reunión, la vicepresidenta expresaría su disposición a tomar el control del gobierno en caso de que Milei no lograra contener la inflación. Aunque el círculo de Macri niega que dicha conversación se haya producido, el simple hecho del encuentro habría provocado desconfianza en el círculo presidencial, profundizando el distanciamiento entre ambos mandatarios.

El liderazgo de Villarruel también estuvo influenciado por decisiones controvertidas en el Senado. Uno de los episodios más polémicos ocurrió cuando firmó junto al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Meno, un aumento de remuneración para los legisladores. La medida, que Milei rápidamente rechazó, provocó una fuerte reacción pública. Aunque el aumento fue rescindido, el vicepresidente enfrentó una revuelta interna de los senadores que dijeron que no habían actualizado los salarios durante casi dos años. Al final, los legisladores lograron duplicar sus ingresos, incluido un bono adicional, debilitando políticamente a Villarruel.

Otro punto de fricción con la Casa Rosada fue el manejo del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/23, considerado fundamental en la política regulatoria del gobierno. Villarruel intentó retrasar el debate en el Senado, pero finalmente se vio obligado a convocar una sesión. La falta de apoyo de senadores oficialistas y opositores reveló su limitada maniobrabilidad, lo que permitió que el DNU siguiera vigente ante la inactividad de la Cámara de Diputados.

El vicepresidente también fue criticado por no haber impedido que la Ley Básica, una iniciativa clave del partido gobernante, fuera comprometida en el Senado. Aunque se afirma que el oficialismo no contaba en ese momento con una mayoría sólida, Villarruel fue responsable de no defender puntos importantes para el gobierno, como la privatización de empresas públicas simbolizantes del kirchnerismo, entre ellas Aerolíneas Argentinas.

El historial de este primer año de liderazgo de Victoria Villarruel está marcado por conflictos internos, errores estratégicos y una creciente pérdida de influencia política. Mientras el gobierno de Javier Milea enfrenta complejos desafíos económicos y sociales, la vicepresidenta parece haber quedado relegada a un segundo plano, rodeada de un entorno que muchos ven más como un obstáculo que como una ayuda.

Dado que el año 2025 promete ser aún más desafiante, el futuro político de Villarruel dependerá de su capacidad para reconstruir puentes con el partido gobernante, corregir los errores del pasado y demostrar que puede ser una figura clave en un gobierno que se esfuerza por cumplir con las expectativas. de su electorado.

By Noel Gómez

You May Also Like